Esta semana aunque he estado algo pachucha con una gripe de esas que te meten en cama, he podido trabajar un poquito. No hay nada como unos zumos de naranja, miel y mimitos para recuperarse pronto.
La caja victoriana me ha dado mucha tarea, son tantos trocitos de cartón los que hay que preparar, y además hay que ir respetando los tiempos de secado de cada pieza antes de seguir con el siguiente paso de montaje.
Pero el resultado merece la pena.
Las telas las ha elegido su destinataria, quería combinaciones en tonos crudos y marrones. Y la verdad es que es una elección muy acertada, ¿no os pareces?
A juego con la caja he confeccionado estos accesorios de costura.